Devocional

SER AGRADECIDO EN TODO TIEMPO

Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.

Prov. 15:15

Días atrás reflexione en estos pasajes debido a un tiempo difícil que experimentaba en mi vida. Me di cuenta que la situación estaba haciendo que mi carácter y emociones no fueran estables, y esto me estaba acarreando problemas con la gente que me rodea. Pude reconocer que mi estado de ánimo estaba en un modo muy negativo y molesto, esto porque me centraba en las circunstancias malas que estaba pasando, en la queja; al hecho de no sentirme satisfecho.

Enojo, frustración y tristeza, ésta última con mayor magnitud invadían mi corazón. Reconocí que la tristeza no es un problema de falta de alegría, sino de gratitud. La alegría sigue a la gratitud y no a la inversa. Entonces detuve mi camino y pedí perdón a Dios por esta actitud y pedía su ayuda para esforzarme en ser agradecido en toda circunstancia y saber apreciar, reconocer y valorar lo que él me ha dado y lo que hoy tengo, así como también lo que vendrá en mi vida.Debo reconocer que me cuesta mucho ser agradecido y aún más en tiempos complicados, pero éste principio de bendición y aun de sanidad para el alma, debe vivirse.

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.

Filipenses 4:6

No parece costarnos en ser agradecidos en tiempos de abundancia, hasta puedo creer que es “normal” hacerlo en tiempos buenos, pero hacerlo en momentos de dificultad vaya que tiene gran valor. Cuando eres agradecido tu corazón se alegra, y esto constituye un buen remedio, pues el espíritu triste seca los huesos (Prov. 17:22). Debo reconocer que en el egoísmo de la vida nos preocupamos por tantas cosas que nos olvidamos lo que verdaderamente necesitamos y lo que tenemos. Y dejamos de agradecer por aquellas pequeñas cosas que hacen a nuestro diario vivir. Parafraseando al predicador, cuando dejamos de ser agradecidos y vemos el vaso medio vacío damos lugar a la queja, y con la queja permitimos que los malos pensamientos entren a nuestra mente, siendo una amenaza para nuestro espíritu.

¡Cuando oramos y somos agradecidos, el corazón se anima, sana, se alegra, se libera y obtiene paz! Así lo vemos en Filipenses 4:7, después de exhortarnos a la oración y al ser agradecidos, “ Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús (NTV)” Así que, porque no comenzamos hoy mismo, agradezcamos cada día a Dios por habernos elegido y habernos dado la potestad de ser hechos hijos de Dios. Seamos agradecidos aun en lo poco que tengamos y por todo lo que él ya hizo, hace y hará en nosotros. La promesa que tenemos es que cada día recibiremos esa paz que Él sólo puede dar y así descansar en tranquilidad, experimentaremos alegría. En lo mucho, en lo poco, ¡demos gracias a Dios!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *