Al mirarlo a Él, su mente no pudo evitar pensar en “esos”. Tanto tiempo había pasado, que poco a poco se fue ‘permitiendo’ pensar mas en “esos” que en Él. Un día le sonrió a “ese”… otro día platicó con “aquel”… salió y tomo un café con “el otro”. Su corazón estaba confundido por la espera, y ‘como que se te hace fácil’, como nadie te ve, como “ÉL” está tan lejos, y no estas ni segura de que volverá… que tiene de malo una sonrisa, que tiene de malo un café, no pasa nada si nos tomamos de la mano… Pero algo dentro de sí le decía que “esos” no eran “ÉL”, y que a pesar del tiempo y la distancia, ella debía serle fiel a Él… Y al mirarlo frente a frente su corazón lloró… lloró arrepentida, lloró gozosa, lloró agradecida… y Él limpió sus lagrimas y ahogó el llanto en un abrazo, de esos que te devuelven las fuerzas…