Noticias, Pensamientos

Es personal

Hace algunos meses mientras veíamos las noticias en España e Italia, nos asombrábamos de las cifras de enfermos y muertes que presentaban; a través de redes sociales observaba a los lideres y hermanos en la fe que compartían con temor sobre la condición de la nación respecto al Sars-Cov2, y pensábamos “eso no puede ser cierto… no nos va a pasar”; entonces un líder de opinión en tecnología español (@earcos) y un predicador (@itielarrollo) ambos españoles, compartieron en Instagram que las cifras se hicieron personales para ellos; que ya no eran números, sino rostros de personas amadas quienes estaban incomunicados en un hospital, o muriendo. 

Pues durante estas semanas, las cifras se empezaron a hacer personales para nosotros. Mi congregación empezó a sentir la lucha contra el Sars-Cov2 cuando uno de los líderes de la congregación cayó al hospital con problemas para respirar; luego unos días después uno mas enfermó, y otro; y luego otro con sospechas, y otra mas con síntomas. ¿Qué hace un pastor cuando sus ovejas empiezan a enfermar, y las indicaciones son que no tengas contacto con nadie pues este virus es sumamente contagioso? La pregunta ha girado en mi cabeza durante el último mes; especialmente cuando mis congregantes empezaron a enfermarse. Llamadas, videoconferencias y textos ayudan, pero nunca es suficiente. Estoy convencido que Dios llama a algunas personas para el ministerio pastoral, y que es imposible para ellos no amar y preocuparse cada día por cada persona del rebaño; y es mi caso. Oramos y lloramos por nuestra gente, y quisiéramos poder hacer mas. 

Quiero compartirte una serie de recomendaciones para este tiempo: 

Pastorea a tu familia.

De un día a otro nos quedamos sin el soporte espiritual que nos ofrece el congregarnos y disfrutar de la compañía y comunión de nuestros hermanos; en esta “nueva normalidad” en la que aun no podemos congregarnos, y vivimos “Experiencias en Línea” conectándonos a través de internet con nuestra congregación, mas que nunca necesitamos atender las necesidades espirituales de nuestra familia. Tu cónyuge necesita tu apoyo espiritual; necesitan mas que nunca orar y buscar al Señor juntos; tus hijos necesitan ver en ti el ejemplo de un hombre y una mujer temerosos de Dios que oran, que leen la escritura, que dan con generosidad, que se preocupan por otros, que aman a su prójimo, en fin, que son coherentes poniendo en práctica la fe que has seguido a lo largo de los años. Es nuestra responsabilidad el velar por la vida espiritual de nuestra familia. Y como nota especial: no descuides a los mas pequeños; ellos también necesitan escuchar la palabra de Dios (al igual que tu). Si tu iglesia tiene programas en línea para niños, permite que participen y acompáñalos; y si tu congregación no puede proveer material para niños (después de todo, el 90% de las iglesias son pequeñas y probablemente no tienen los recursos suficientes para sostener un ministerio en línea), busca la manera de que tus hijos reciban alimento espiritual también. 

Apoya tu iglesia local.

¡Que difícil la están pasando muchas iglesias! Dirigir una iglesia local es complicado, y hay tantos factores que son tan volátiles para el buen funcionamiento de una congregación, y tratar de hacerlo con las reuniones dominicales suspendidas es varias veces mas difícil. Mucha gente ignora que las iglesias tienen gastos fijos, servicios, gastos, impuestos, sueldos, programas, y un largo etcétera de compromisos que hemos adquirido a lo largo de los años con la intención de servir apropiadamente a nuestras comunidades de fe. Hay iglesias que no tienen la capacidad de tener instalaciones propias y se ven en la necesidad de rentar espacios para reuniones y servicios. Y cada uno de esos compromisos siguen vigentes aun a pesar de que nuestras reuniones estén suspendidas. Si tu llamas a la congregación a la que asistes “tu familia”, no te olvides de apoyar de todas las maneras posibles. Levanta las manos de tu pastor que tanto necesita tu soporte, tus palabras de animo; hazte presente en las transmisiones en línea: esos 60 minutos trasmitiendo en internet representan horas y días de trabajo para el que la mayoría no estaba preparado, así que es honroso que lo valores y lo celebres. Es sabido que muchos estamos en aprietos económicos, pero también somos gente de fe que entendemos que en todo tiempo debemos honrar a Dios con nuestros bienes, así que sigue diezmando y ofrendando fielmente. Tu iglesia local son tus hermanos también, entonces no te olvides de ellos. Llámalos por teléfono, busca estar en contacto con ellos, especialmente con los ancianos; muchos de ellos no tienen (o no manejan) internet, pero tienen teléfonos y seguro estarán felices de escucharte y charlar, asi que toma tiempo para llamar a esa ancianita que tanto amor te ha dado durante tanto tiempo, y que ahora te necesita para hacer mas llevadero el encierro. 

Ora por tus pastores.

Una de las razones por las que coloco este punto es porque justo en los últimos días antes de escribir estas líneas, en mi ciudad (y en mi denominación) ha habido casos de compañeros pastores que han enfermado de Sars-Cov2, y en mi ciudad incluso algunos han fallecido. Los mensajes empezaron a llegar hace unos días cuando amigos cercanos me avisaban un día muy temprano que durante la madrugada su pastor había fallecido. Hoy se hacen reales las palabras de Jesús: “hiere al pastor y las ovejas serán dispersas”. Quiero animarte a orar por la vida de tu pastor y su familia, pidiendo por protección, fe y ánimo en este tiempo difícil. Ellos han sido llamados para velar por nuestras almas, y rendirán cuenta de ello, pero nosotros entendemos que su labor es difícil y nos disponemos a interceder por ellos también. 

¿Cuándo acabará todo esto? No lo sabemos. Esperamos que las cosas “vuelvan a la normalidad”, pero ¿y si esa “normalidad” no regresa? La iglesia prevalece a pesar de la circunstancias adversas, y seguiremos siendo el cuerpo de Cristo en un mundo necesitado de esperanza, cumpliendo la gran comisión, siendo sal y luz, a cada hombre y mujer que necesiten esperanza, especialmente en este tiempo en que todo es personal. 

Sobre el autor

Hugo Almanza es un pastor metodista mexicano, radicado en Reynosa Tamaulipas; tiene mas de 10 años ejerciendo el ministerio, ha sido maestro del Seminario Wesley de Monterrey, músico y escritor.

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